El pasado 27 de febero, el miércoles de ceniza y el feriado de carnaval había terminado en todo Ecuador, sin embargo, en los graderíos del estadio de Peguche, las espumas y las serpentinas seguían dando un colorido especial al cierre de las fiestas del Pawkar Raymi (florecimiento).
Los hinchas del equipo Family eran los más felices. Después de triunfar 4-1
ante Imbayas de Ibarra, el equipo de Otavalo (en la provinca de Imbabura) se proclamó bicampeón del Mundial de Fútbol Indígena. El organizador del club, Jaime
Yacelga, había cumplido la meta que se trazó antes de venir desde Estados Unidos, donde es profesor. Por tal razón, apenas terminó el compromiso se lanzó al césped y se puso a llorar.
En el resto de la cancha sus pupilos se abrazaban y saltaban, no sabían cómo festejar. Tras ir perdiendo 0-1 al cierre del primer tiempo, reaccionaron en la etapa complementaria y se alzaron con la victoria.
El delantero Óscar Achilier se sacó la camiseta del equipo para mostrar la leyenda que estaba en una camiseta negra “Pertenezco a Jesús, mi señor”, rezaba en su vestimenta.
Los cerca de cincuenta hinchas quisieron abrazar a sus héroes y prácticamente invadieron la cancha. Uno de ellos, sin esperar el acto protocolario de la entrega del trofeo, que era la réplica de la Copa del Mundo, lo tomó de la mesa directiva y se lo dio a los jugadores para darse la vuelta olímpica.
Nadie se molestó por aquel acto. Más bien todos se rieron y empezaron a aplaudir mientras los jugadores, hinchas y directivos dieron la vuelta olímpica.
Llegaba la noche en Peguche y los jugadores no dejaban de festejar con el trofeo. Yacelga ya tenía preparado el lugar donde lo va a conservar. Estará en su casa de Otavalo, junto a la conseguida el año anterior.
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